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viernes, 27 de abril de 2018

'Nailed It!' – Repostería mal


¿Estás cansado de ver un reality de cocina en el que aspirantes a chef preparan platos en tiempo récord a costa de su sangre, sudor y lágrimas? ¿Harto de que los jueces de esos programas no tengan piedad con sus concursantes? Pues estás de suerte, porque 'Nailed It!' ha llegado a Netflix para paliar esa sensación de desamparo e impotencia que provocan en muchos de nosotros los programas como 'Masterchef' o 'Sabotaje en la Cocina'.

Pero entonces, si 'Nailed It!' se carga ese espíritu crítico y de exigencia que puebla esos programas, ¿dónde está la gracia? Pues en ese ambiente relajado y festivo que llena sin ningún esfuerzo los 33 minutos que dura cada episodio, convirtiéndolo en una opción perfecta para ver solo o en familia y, sobretodo, para sentirte mejor contigo mismo cuando ves que alguien es incapaz de montar una tarta de tres pisos sin que ésta se venga abajo.

La mecánica del programa es la mar de sencilla y bastante similar a otros realities del mismo tipo. Tres concursantes deberán copiar lo mejor que puedan el postre que se les haya asignado, ya sean cupcakes, tardas de boda, o cualquier clase de bollo. Tendrán apenas un par de horas para prepararlos y presentárselos al jurado, formado por Nicole Byer (quien también es la presentadora del programa), el chef Jacques Torres y un invitado especial perteneciente al sector culinario que varía en cada episodio. El jurado valorará los platos según su presentación (cuanto más se parezcan al plato de referencia mejor) y su sabor.


A mitad del programa los concursantes deben realizar un segundo postre siguiendo las mismas reglas que el anterior, con la diferencia de que quien haya quedado último en la primera ronda recibirá un power up que puede utilizar cuando lo necesite y que le dará ventaja frente a sus oponentes, al igual que el concursante que vaya en cabeza. Quien consiga quedar victorioso recibirá un premio de 10.000 dólares.

El elemento diferenciador del programa y que lo hace tan ameno es que los concursantes no son profesionales del sector o estudiantes de repostería, sino que son simples aficionados a los que les gusta preparar postres o pasteles en sus ratos libres. Esto provoca que muchos de ellos no sigan una disciplina concreta a la hora de elaborar los postres y como consecuencia tarden más de la cuenta en realizar según que labores o que se produzcan accidentes de diversa índole: bizcochos desmontados, figuras deformes, mezclas de colores extrañas... 

Los resultados son totalmente inesperados y en más de una ocasión incluso desagradables, pero tanto los concursantes como el jurado son conscientes de sus limitaciones y valoran los resultados teniendo en cuenta que son producto de aficionados que, en muchos de los casos, han tenido que preparar por primera vez un coulant o una base crocante.

El ritmo desenfadado del programa y el ambiente distendido que hay entre el jurado y los concursantes convierten los seis capítulos de los que consta la primera temporada en una opción ideal para desconectar y pasar un rato agradable, llegando incluso a contagiar ese buen rollo que transmiten los miembros del programa. Porque lo importante de 'Nailed It!' es que te diviertas, no que tu plato sea perfecto.

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